Yo soy el gran

Cuento para trabajar los celos y la envidia

Gerard y sus dos hermanos pequeños vivían con sus padres en una bonita balsa que estaba cerca de un pueblo. A él le gustaba mucho saltar entre los juncos y arrojarse al agua desde cualquier piedra. Cada día daba saltos más largos y contemplaba con una sonrisa burlona cómo sus hermanos le intentaban imitar, sin conseguirlo, claro.




Era una familia de sapos especiales, no había muchos como ellos. En los libros sobre animales se decía que su especie se estaba extinguiendo y ya quedaban muy pocas. Por eso, los niños del pueblo les respetaban y no se les ocurría hacer ninguna barbaridad, por lo que su vida era bastante tranquila.
Sin embargo, Gerard no era feliz. Pensaba que sus padres hacían más caso a sus dos hermanos pequeños que a él. Además, cuando venía la familia de visita, casi siempre traían regalos para ellos. A él le decían:
-Tú, como ya eres mayor, no necesitas juguetes ni golosinas.
"Yo no tengo la culpa de haber nacido el primero". Se llamaba a sí mismo mientras miraba al agua pensativo.



Comprendía que sus padres tuvieran que dedicar más tiempo a cuidar de sus hermanos porque eran muy traviesos y no sabían hacer nada solos, pero no le parecía justo que le hicieran tan poco caso. Se sentía abandonado y empezó a desear ser más pequeño.
Lo que Gerard no sabía era que alguien estaba escuchando sus pensamientos.
– Hola, Gerard – le dijo una voz desde los juncos-. Soy el mago Saberut. ¿No te han hablado todavía de mí?
Gerard se asustó al oír su nombre y al no reconocer esa voz, pero pronto apareció entre los juncos un gran sapo distinto a ellos que llevaba entre sus patas un bastón muy brillante, como si fuera de oro, y una gorro muy extraño en su cabeza.
– No sé quién eres: nunca me han hablado de ti – respondió Gerard.
-Tengo cuidado de vosotros desde hace mucho, mucho tiempo. He conocido a tus antepasados y debo decirte que sois de un linaje muy especial, por desgracia a punto de extinguir. Como soy mago he oído tus pensamientos y he decidido venir para hablar contigo.
– ¿Para qué quieres hablar conmigo? – preguntó Gerard.
– Tus pensamientos me dicen que tienes algo de envidia de tus hermanos pequeños. ¿Me equivoco?
– Tienes razón. me gustaría ser más pequeño y que mis padres me prestaran más atención: ser el mayor no es nada agradable.
– Yo puedo hacer que se cumplan tus deseos: si te toco en la cabeza con esa varita mágica, podrás volver a ser pequeño.
¿Eso es lo que realmente quieres?
– Sí, esto es lo que quiero.
-Está bien, cierra los ojos y repite tres veces: «Quiero ser pequeño, quiero ser pequeño, quiero ser pequeño.. . “.
Cuando Gerard abrió los ojos se quedó con la boca abierta. Los juncos que le rodeaban eran altísimos, la balsa se había hecho mayor, no veía a sus padres por allí y empezó a sentir miedo.
– Papá, madre, ¿dónde está? -gritó asustado.




Nadie le contestó y decidió salir de entre los juncos y meterse en la balsa. Cuando por fin estaba en el agua vio cómo una urraca se abalanzaba sobre él con su enorme pico y estuvo a punto de ser devorado. Casi no se había rehecho del susto cuando una nutria se lanzó al agua directamente hacia él. Todo el cuerpo le temblaba pero, cuando se quedó más tranquilo, se puso a nadar y nadar hasta llegar por fin a territorio conocido.
Entonces vio a lo lejos a sus padres ya sus hermanos que tomaban el sol en unas piedras, se acercó y les dijo:
– Hola, soy Gerard, su hijo.
– Tú no eres Gerard, a mí no me engañas – contestó su madre-.
Gerard es mi hijo mayor y es mayor y fuerte, y tú eres un sapo minúsculo. ¿Por qué quieres hacerte pasar por él?
– Madre, soy yo. Ahora soy pequeño porque el mago Saberut me ha hecho pequeño, muy pequeño, como yo quería.
Su padre se acercó a mirar de cerca y le dijo:
– Realmente te pareces a Gerard, pero no eres como él. Gerard es mi hijo mayor y es muy valiente y tú mírate, estás temblando de miedo. No, tú no eres Gerard. Además, ¿por qué Gerard debía querer ser más pequeño?
– Padre, quería ser más pequeño para que me hicieran más caso.
Gerard empezó a llorar al comprobar que no le reconocían. Sus padres y hermanos le dieron la espalda sin entender nada.
Triste y cabizbajo empezar a caminar sin rumbo fijo. De vez en cuando miraba hacia atrás para ver si venían a buscarlo, pero llegó la noche y se encontró solo. Recordaba a su familia, quería estar con ellos, quería ser otra vez mayor. . .
– Hola, Gerard -el mago Saberut apareció de repente- he oído tus pensamientos y estoy aquí para hablar contigo.
– Por favor, mago Saberut, haz que vuelva a ser mayor.
Mis padres no me reconocen y por ser pequeño he pasado por grandes peligros. Tengo mucho miedo.
– Está bien, Gerard, pero piensa que si vuelves a ser mayor todo volverá a ser como era antes. Si te toco en la cabeza con esa varita mágica volverás a ser grande. ¿Eso es lo que realmente quieres?
– Sí esto es lo que quiero.
– Está bien, cierra los ojos y repite: Quiero volver a ser mayor, Quiero volver a ser mayor, Quiero volver a ser mayor…
Cuando Gerard abrió los ojos lo primero que oyó fueron las voces de sus padres y hermanos buscándolo.
– ¡Gerard, Gerard! ¿Dónde estás?
– ¡Estoy aquí! – Gritó con todas sus fuerzas.


Cuando se encontraron, todos se abrazaron muy fuerte llorando de emoción.
– Hijo mío, ¿dónde has estado? Todos te hemos buscado, estábamos muy preocupados por ti. ¿Qué te ha pasado?
Gerard les contó la historia de principio a fin y entonces su padre le dijo:
– Hijo, ten cuidado con lo que deseas. Ya sabes que el mago Saberut puede hacer realidad tus deseos. Yo quiero cómo eres. Piensa en todos los años que han tenido que pasar hasta hacerte mayor. Ser mayor tiene también sus ventajas, ¿no crees?
Todos rieron menos su madre. que le dijo:
– Gerard, hijo, todos queremos mucho. No pienses que tu padre y yo queremos más a tus hermanos. Cuando tú eras muy pequeño, toda nuestra atención era para ti, pero ahora ellos son los pequeños y por eso nos necesitan tanto. Sin embargo, sólo tú eres el mayor y estoy muy orgullosa de ti.
Gerard abrazó a sus padres y volvieron todos juntos a su balsa
a seguir disfrutando de su tranquila vida.

REFLEXIONES
  1. ¿Cómo se siente Gerard al principio del cuento?
  2. ¿Cómo se siente Gerard al final del cuento?
  3. ¿Qué deseos le concede el Mago Saberut?
  4. ¿Por qué crees que Gerard quiere ser más pequeño?
  5. ¿Por qué después quiere volver a ser mayor?
  6. Ponte en el lugar de Gerard y piensa en todos los años que han pasado desde que naciste. ¿Estás contento de tener estos años?
  7. Si tú pudieras pedir un deseo al Mago Saberut, ¿qué le pedirías?
  8. Escribe un final diferente
  9. Dibuja Gerard y Mag Saberut
  10.  Cada alumno coge un títere “muppet”, y manipulando el títere se hace una rueda de frases:
Estoy triste porque…
Estoy contento porque….
Tengo miedo porque….
Tengo envidia porque….
Estoy orgulloso de….
Tengo vergüenza de….




Con esta actividad el maestro comprobará si lo que expresa el títere tiene un vínculo directo con lo que siente el niño. Aprovechando la situación, puede reflexionar con los niños sobre el porqué del sentimiento y encontrar soluciones en el estado de ánimo si lo requiere la situación.
(Conciencia emocional)




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