Cuatro emociones Cuatro cuentos

1. LA Venganza del Gripau


Cuento popular gitano (Francia)

PARA TRABAJAR EL ENFADO

Lo que voy a contar ocurrió antes de que el hombre existiera y dominara la Tierra.
en
aquella época, sólo los árboles estaban siempre en el mismo sitio. La
resto de los seres vivos se movía entrega. Incluso las flores iban
a visitar a sus amigos los conejos, las ardillas, los erizos, las
aves y los insectos: todos los seres que caminaban, se arrastraban o
volaban.
A veces se les unían los peces, porque podían salir del agua. Todos sabían hablar y se entendían entre sí.
Una
noche, en un claro del bosque, se celebró una gran fiesta: la gente
contaba historias, y los pájaros dieron un concierto que fue
seguido de un baile. La ardilla bailó con el tomillo, los conejos con
los claveles. Cada flor tenía a su pareja. Incluso una araña
jugaba con la libélula. Había mucha alegría.
el
sapo, que no había sido invitado porque era muy feo, se va
presentar de todos modos. Se acercó al tulipán, pero éste el
rechazó.
Todos se pusieron a gastarle bromas y formaron un círculo alrededor del pobre sapo, que empezó a ponerse furioso.
-¡Eres horrible!, ¡Eres horrible!!! – resopló la lechuza. Los animales y las flores le señalaban con el dedo, repitiendo:
¡Eres horrible! , Eres horrible!
El sapo perdió la paciencia.
-¡Sois muy malos! –gritó- ¡Me vengaré de vosotros!
Y se hinchó de tal forma que el veneno de su piel salió disparado y salpicó a todos.
el
pez se refugió en el agua, los pájaros desaparecieron entre las
ramas y las flores se marchitaron intentando esconderse bajo tierra.
Y
desde esa noche nada fue como antes: los animales y las flores ya no
podían hablar y no se entendían. Las flores no podían moverse de su sitio.
Y los peces se morían en cuanto alguien los sacaba del agua. 
REFLEXIONES
CONTROL DE LAS PROPIAS EMOCIONES

1-    ¿Qué emociones hemos visto en el cuento?
2-    ¿Crees que los animales y plantas se comportaron bien con el sapo?
3-    ¿La reacción del sapo ha sido desmedida?
4-    ¿Qué harías tú si fueras el sapo?
5-    ¿Siempre es malo enfadarse ?
6-    Cogemos diferentes emociones y pensamos:
       ¿Qué siento por dentro. ¿Puedo cambiar lo que siento?
       Qué cara pongo. ¿Puedo cambiar la cara?
Qué comportamiento tengo. ¿Puedo cambiar el comportamiento?
7-
Dos títeres se pelean. ¿Qué ha pasado antes? ¿Por qué se pelean?
¿Cómo resuelven el contrato? Cómo se han oído los personajes antes y
después?

Entra otro títere mientras se pelean. ¿Cómo reaccionan todos? Improvisamos.
8- Representamos el cuento con títeres

2. EL LOBO FEROZ Y EL VALIENTE CAZADOR



de Ana Maria Machado

PARA TRABAJAR EL MIEDO

hay
había una vez un niño que vivía en una cabaña en el bosque, con el suyo
padre, que era cazador, y su madre, que hacía de todo: cocinaba,
lavaba, planchaba, hacía la limpieza, cosía, se aburría y suspiraba.
Y
había una vez también, un lobezno que vivía en una cueva de aquel
mismo bosque, con toda su familia, pues a los lobos les gusta
vivir en comunidad, es decir, en rebaño.
el
niño jugaba con otros niños que aparecían por allí: los hijos del
leñador, la fila de la lavandera, el nieto del vendedor ambulante, una
niña que a veces se perdía en el bosque recogiendo frambuesas…
el
pequeño lobo jugaba con otros lobeznos parecidos a él, hermanos y
primos, algunos de la misma lopada, otros mayores, otros más
pequeños. Se divertían con juegos de rodar por el suelo, revolcarse por todos
lados…
A
veces, por la noche, papá o mamá contaba cuentos al niño a la
chimenea. Y estas historias siempre tenían que ver con el lobo
feroz. Podía hablar de cerditos, de Caperucita Roja y de muchas
otras cosas; pero ya se sabe, de repente, aparecía un lobo feroz que
gruñía, resoplaba, se enfadaba, derribaba casas, y tenía unos ojos tanto
grandes y también una boca tan grande que solo buscaba comerse los
niños.
A
veces, también por la noche, en la cueva, el pequeño lobo le costaba
dormirse y se quedaba escuchando los cuentos que los lobos más viejos
se contaban unos a otros. Y estos cuentos siempre tenían uno
cazador malo. Podían hablar de arroyos limpios, de campos inmensos y de
muchas otras cosas; pero ya se sabe, de repente, aparecía un cazador que
ponía trampas, les disparaba y arrancaba la piel de los lobos que había
matado.
Cuando el niño creció un poco y ya podía salir solo, pedía permiso:
       Madre, ¿puedo jugar en el bosque?
Y su madre siempre respondía:
-Claro que puedes, pero ten cuidado hijo mío. No vayas muy lejos. Puede haber algún lobo por allá.
Cuando el lobezno creció un poco y ya podía salir solo, pedía permiso:
       Madre, ¿puedo jugar en el bosque?
Claro que puedes, pero ten cuidado hijo mío. No vayas muy lejos. Puede haber algún cazador por allá.
Y ellos no iban muy lejos.
Pero
como vivían en el mismo bosque y estaban creciendo, sus pasos eran
cada vez más largas y se acercaban cada vez más.
Hasta que un día…
Un día, el niño estaba distraído, algo alejado de casa, y pisó una rama seca que crujó.
Entonces,
el lobezno, que también estaba por allí, distraído y algo alejado de
casa, sintió el crujido, se llevó un susto y gruñó. Y, en
ese momento, los dos se volvieron y se miraron.
De repente. Cara a cara.
Cada
uno puso una de las caras más raras que alguien pueda poner: cara de
miedo, de mucho miedo, de verdadero pánico. Y las caras de pánico eran tanto
pavorosas que el lobezno se fue corriendo en una dirección y el niño
cogió, también corrientes, la contraria.
Al llegar a su casa, el niño explicó:
-Me he encontrado un lobo en el bosque, pero ha sentido tanto miedo al verme que se ha ido corriendo.
Al llegar a la cueva, el lobezno explicó:
-Me he encontrado un cazador en el bosque, pero ha sentido tanto miedo al verme que se ha ido corriendo.
Quienes les escuchaban no se creyeron mucho lo que decían. Pero lo más importante es que los dos sí lo creían.
O
esto parecía. Porque, desde ese día, cuando quiere ir al bosque, el niño
pone las manos en los bolsillos y sale silbando: “quien teme al lobo
ferozo…”
Y el lobezno cuando quiere quedarse despierto por la noche, estira mucho el hocico hacia la luna y aúlla:
“se fue, huyó, fui yo…”


REFLEXIONES

CONCIENCIA DE LAS PROPIAS EMOCIONES


  1. ¿Qué es el miedo? ¿Qué notamos físicamente? ¿Qué pasa por nuestra cabeza? ¿Qué sentimos?
  2. ¿Cómo es el miedo? Los miedos de los niños y los miedos de los adultos, ¿son los mismos?
  3. ¿Qué experiencias has tenido en las que has sentido miedo? ¿De qué tenemos miedo? ¿Cómo superarla?
  4. ¿Hay películas que nos dan miedo?
  5. ¿Los medios de comunicación nos explican cosas qué dan miedo? ¿Cuáles?
  6. ¿Somos emisores de miedo?
  7. Buscar
    diferentes situaciones en las que los títeres tienen miedo. ¿Cómo reaccionan?
    ¿Qué hacen para sentirse bien y no tener miedo? Improvisamos
  8. Representamos el cuento con títeres



3. PELIGRO EN EL MAR



de Begoña Ibarrola

PARA TRABAJAR LA ALEGRÍA

esta
es la historia de un caballito de mar que vivía con su familia en
una zona bonita y tránquela del océano, rodeado de corales, erizos,
cangrejos y todo tipo de peces y plantas acuáticas.
la
su vida pasaba plácidamente hasta que un día el delfín Ballarí les va
dar una noticia muy preocupante. El delfín convocó a todos los
animales marinos de esa zona a una reunión y cuando todos llegaron los
dijo:
       Amigos,
vengo de explorar los límites de nuestro territorio y traigo una horrible
noticia. Hay una gran mancha negra en el mar que muy pronto, si les
vientos no cambian, llegará hasta aquí en dos días.
Todos se miraron entre sí preocupados por la noticia. Deberían hacer algo de inmediato.
Pepito,
el caballito de mar, tenía un gran amigo, un cangrejo ermitaño que se llamaba
Frank, con el que a menudo jugaba al escondite. Ese día en vez de
jugar se puso a comentar la terrible noticia.
       Qué desgracia- decía Frank-, no sé que será de nosotros, seguramente moriremos todos.

Pero el caballete Pepet era más optimista y le contestó:
-Bueno,
no es por tanto, gracias al delfín Ballarí lo hemos sabido a tiempo. Al menos
tenemos dos días antes de que la mancha llegue hasta aquí. Tenemos que pensar en
alguna solución.
Mientras
estaban pensando en silencio sintieron llorar a alguien y, buscando de dónde
venía aquel llanto, se encontraron con la ostra Closcadura.
-¿Qué te pasa, Closcadura, porque lloras? –le preguntaron.
-Moriré pronto, no hay solución para mí porque no puedo moverme tan rápido como vosotros –contestó.
El caballito Pepet la animó:
-No te preocupes, Closcadura, nosotros te ayudaremos, seguro que se nos ocurre algo.
en
Pepet pensaba que todos los problemas tienen solución, así que cuando
aparecía un problema se ponía a pensar en lugar de desesperarse, como
hacían los demás. En cambio, el cráneo Frank, ante un problema, pensaba
que no había solución y se hundía en la desesperación.
el
caballete Pepet decidió dar un paseo para pensar mejor y va
descubrir que unos lloraban creyendo que no podían hacer nada y otros
pensaban para encontrar soluciones, al igual que él. Sin darse cuenta se va
alejar bastante de su zona y sintió que alguien le llamaba.
Pepet, ¿qué haces tú por aqui? Estás muy lejos de tu casa.
Era el delfín Ballarí, el que les había dado la fatal noticia.
-Estoy pensando. Quiero encontrar alguna solución para poder irse antes de que llegue la mancha negra –contestó-
-Pero Pepet, sabes que algunos animales y plantas no se pueden ir de donde están, les llevaría muchísimo tiempo desplazarse.
El caballete Pepet no se dio por vencido y siguió pensando mientras se dejaba llevar por el ritmo del agua.
-Tú eres muy mayor, delfín Ballarí, y yo soy muy pequeño y no puedo llevar a nadie encima, pero tú sí.
El delfín le escuchaba con atención mientras pensaba que quizás era una buena idea.
-La Ostra
Cáscara, el cangrejo Frank y los otros animales y plantas que no pueden
moverse podrían ponerse sobre ti. Y cómo eres muy rápido nadando seguro
que podrías hacer muchos viajes, y así salvar a muchos animales y plantas.
el
delfín sonrió: sí, aquella era una buena idea, y pediría a los demás
delfines ya las ballenas que hicieran lo mismo. Al momento, sin esperar
además, se fue nadando a buscarlos.
Pepet y Ballarí, volvieron muy contentos para dar la noticia a sus amigos.
-Cáscara, Frank, el delfín Ballarí nos llevará muy lejos de aquí antes de que llegue la mancha negra !!
Todos gritaron de alegría y aplaudieron al delfín, que se sintió muy feliz por poder ayudar.
En el
día siguiente, mientras el sol salía por encima del mar, un grupo de delfines
y ballenas se concentraron en la zona y fueron cargando a todos los
animales y plantas que podían.
Al atardecer estaban muy cansados de tanto viaje de aquí para allá pero satisfechos por salvar a sus compañeros y amigos.
ahora
se ve jugar juntos el caballete Pepet y el delfín Ballarí en una zona de
el océano de aguas limpias y cristalinas, y en la ostra Closcadura conversando
con el cangrejo Frank recordando la historia de aquella mancha negra que uno
día amenazó sus vidas.
Y
lo curioso de todo es que los dos acaban riendo y repitiendo a la vez:
"Cuando hay un problema siempre hay una solución". Esto fue lo que
aprendieron ese día y nunca lo olvidarán.


REFLEXIONES



RESILIENCIA.



DESARROLLAR LA HABILIDAD DE GENERAR EMOCIONES POSITIVAS



1. ¿Alguna vez has tenido un problema? ¿Cuál? 


2. ¿Te ayudó alguien a solucionarlo? ¿Quién?

3.
Pepet es optimista y piensa que todos los problemas tienen solución,
pero Frank y Closcadura piensan de una forma distinta. A quien te pareces
más tú?

4. ¿Qué habrías hecho si fueran uno de ellos? ¿Se te habrían ocurrido otras ideas para salvarlos?

5. Puedes dibujar algunos personajes del cuento

6. ¿Te gustaría cambiar alguna parte del cuento o el final?


7. Dos títeres, un problema (lo puede plantear el maestro o puede surgir de los propios alumnos)

Uno de ellos encuentra una solución, el otro no. ¿Cómo se sienten? Entra un tercer títere. ¿Le da alguna solución? Improvisamos.

Los espectadores observaremos con mirada creativa y seguro que encontraremos una solución para los títeres.


8.. Representamos el cuento con títeres

4. ¿QUE LE PASA EN MUGÁN?



de Begoña Ibarrola

PARA TRABAJAR LA TRISTEZA

en
la selva de Taimán, los animales tenían tiempo para todo: tiempo para
trabajar, tiempo para comer, tiempo para dormir, tiempo para jugar y uno
tiempo en el que se reunían cada familia de animales y ni comían, ni
dormían, ni jugaban, ni trabajaban: solo dedicaban ese tiempo a
estar juntos ya hablar de cualquier tema que les preocupara o de algún
asunto que afectara a los miembros del grupo.
la
familia de monos era muy numerosa y el jefe Torunga cuidaba a todos
como si fuera un padre cariñoso, pero se enfadaba muchísimo si algún miembro
del grupo no cumplía sus órdenes o si alguien quería mandar más que él.
en
este grupo estaba la mona Miranda y el mono Tobías, que tenían dos
hijos que se llamaban Tumbi y Tumbe. Además, estaban con ellos Mugán
y Ciro, dos monos jóvenes, y un mono joven y huérfano llamado Carinda.
Todo el mundo
sabía lo que tenía que hacer en cada momento, pero Mugán, cuando llegaba
el tiempo de divertirse, se quedaba sentado sobre una rama
pensativo, mientras sus compañeros saltaban, jugaban o colgaban cabeza
abajo viendo todo al revés.
Cuando se iban a bañar en el río, él se quedaba en la orilla mirando cómo se divertían y se echaban agua unos a otros.
A la hora de comer, Mugán no demostraba tener hambre y eso que la comida que le ofrecían era de lo más apetitosa.
Si
tocaba trabajar recogiendo frutas y cortando ramas o limpiando malas
hierbas de la zona común, Mugán mostraba cansancio y se veía que no
trabajaba con ganas.
Una tarde, el jefe Torunga reunió a todos en el tiempo dedicado a compartir y hablar, y planteó lo siguiente:
       Mugán:
no sabemos lo que te ocurre pero todos nosotros estamos preocupados por ti.
Casi no comes, en el trabajo se te ve cansado y lo haces con desgana. El
que más nos sorprende es que no quieres jugar con los demás ni divertirte.
Queremos saber lo que te ocurre. ¿Nos lo quieres contar?
Mugán se puso rojo, lo que es muy raro en un mono, y dijo que no, moviendo la cabeza.
-Está
bueno –dijo Torunga-, cada uno de nosotros pensará alguna razón por la
que puedes estar triste y mañana nos volveremos a reunir para escuchar la opinión
de todos. Cuando sepa que te pasa buscaremos la forma de ayudarte. Os
parece bien?
todos
contestaron que era una buena idea y cuando se acabó el tiempo de la
reunión siguieron con sus tareas diarias mientras pensaban en la
posible causa de la tristeza de Mugán.
Al día siguiente por la tarde todo el grupo se reunió para hablar y compartir. El jefe Torunga dijo:
-Cómo
ya sabéis, cada uno de vosotros puede explicarnos porqué cree que en
Mugán está triste, y como siempre empezará el miembro más joven de nuestro
grupo.
en
Tumbi se puso de pie en su asiento. Se sentía muy orgulloso de ser
el primero en hablar y de que todos le escucharan con atención. Sabía que
en otras familias de animales no era así. Al más pequeño apenas se le
preguntaba nada ni mucho menos se le pedía su opinión.
– Yo creo que Mugán está triste porque no le gusta este sitio, le gusta más donde vivíamos antes.

Muy buena observación, Tumbi –le dijo Torunga-. Por ser tan pequeño
ya te has dado cuenta de que a veces cambiar de lugar donde vivir no
gusta a todos por igual. Yo todavía me acuerdo de las montañas donde
vivíamos antes, pero también me acuerdo de los cazadores y de los incendios. Era
muy peligroso seguir viviendo en ese bonito lugar –dijo Torunga
poniendo cara de tristeza-. Y tú, Tumbe, ¿Qué opinas?

Yo creo que está triste porque no es tan ágil como nosotros. El otro
día nos reíamos de él porque se cayó del árbol al saltar de una
rama a la otra y le dijimos “mono torpe”.
-También
puede ser una razón –dijo Torunga-, aunque creo que todos sabéis que
cada mono tiene habilidades distintas. A unos se les da mejor saltar, a
otros encontrar comida, a otros avisar de los peligros, a unos
otros cocinar… Mugán es un magnífico buscador de frutos y bayas, y
gracias a él comemos estas comidas que tanto nos gustan, no es
¿verdad?
todos
asintieron y miraron a Mugán por si su cara cambiaba al
hacerle un cumplido y hablar bien de él, pero siguió callado sin decir
nada. Parecía que ésta no era la razón de su tristeza.
       A ver Ciro, danos tu opinión.
       – Yo creo que Mugán está triste porque Corinda le gusta y ella no le hace caso.
Todo el grupo miró hacia Mugán y después hacia la Corinda. Ésta se puso roja hasta las orejas y no dijo nada.
       Y tú, Corinda, ¿qué opinas?
       
Creo que Mugán se siente un poco solo y piensa que no le hacemos caso.
El otro día se enfadó mucho y dijo que nunca le dejamos tiempo para
hablar. En parte tiene razón porque yo hablo mucho y los demás también son
charlatanes. Cuando él comienza a hablar acostumbramos a interrumpirlo porque es
más lento contando las cosas. Quizás está tris por eso.
       
Muy bien Corinda, tú misma te has dado cuenta de lo mal que es
puede oír a alguien cuando no se le escucha con respeto. Si cuando Mugán
habla no lo deje, es lógico que se sienta mal.
       ¿Y tú Miranda, que eres como su madre, nos das alguna idea?
       
Yo creo que está triste porque no le hago mucho caso y puede creer que no
le quiero. Como Tumbi y Tumbe son todavía pequeños estoy muy pendiente
de ellos. Mugán ya es mayor pero quizás necesita también mi atención y
cariño. Estaré más pendiente de ti, Mugán –le dijo acercándose y
dándole un beso.
       Mugán seguía callado y cabizbajo.
       
Tobías, tú eres como un padre para Mugán. Lo acogiste muy bien cuando va
llegar huyan de las montañas. ¿Qué crees que le puede pasar?
       Creo
que se está haciendo mayor y se hace muchas preguntas. Yo no le doy las
respuestas y le digo que cuando sea mayor lo entenderá todo. Quizás es esto
lo que no le gusta.
Torunga se levantó y se dirigió a todos y les dio las gracias.
       todos
habéis aportado buenas ideas y les estoy muy agradecido. Esto demuestra que en
nuestro grupo cada miembro es importante y todos queremos ayudarle. Pero me
parece que Mugán necesita hablar mientras damos un paseo por el bosque.
Todos se levantaron y continuaron con sus empleos.
Torunga pasó el brazo alrededor de los hombros de Mugán y los dos se marcharon caminando hacia el bosque.
Pasado
un tiempo los dos aparecieron de nuevo. Torunga, por fin, había
descubierto lo que le ocurría a Mugán y le había dado muy buenos consejo.
Mugán volvía a sonreír

REFLEXIONES
EMPATÍA

1. ¿Qué crees que le ocurre al mono Mugán? ¿Por qué está triste?

2. Si tu hubieras formado parte del grupo de Mugán, ¿qué le habrías dicho en la cabeza Torunga?

3. Si fueras Mugán, ¿cuál es la opinión que te parece más acertada?

4. ¿Dedicas todos los días un tiempo a hablar y compartir las cosas que te pasan con los que te rodean?

5. ¿Te gustaría vivir en una familia de monos y en la selva? Porque?

6.
Mugán puede sentirse triste por varias razones. Parece que le ha
contado a Torunga en el bosque. Cuando tú estás triste, le explicas a los
tus padres oa tus amigos?

7.
Mugán no tiene padres pero le acogieron muy bien Tobías y la
Miranda. ¿Conoces a algún niño que esté triste por no tener padres?

8. Puedes dibujar a la familia de Mugán, a sí mismo oa la cabeza Torunga.


9. Un títere está triste por: 
– No ha traído el bocadillo para el desayuno
– Se le ha muerto el perro
-No tiene amigos
-etc…
Buscamos situaciones de tristeza.
Entran dos o tres títeres e intentan consolarlo. Improvisamos.


10. Representamos el cuento con títeres

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