El títere en Oriente

Los títeres somos especiales. El títere

El títere en Oriente

ORIENTE

Sin duda, el antiguo Oriente fue el reino de los títeres. En países como
la India, China, Japón, el archipiélago indonesio y Turquía, entre otros,
las sombras, los títeres de hilo o de tallo se incorporaron a la cultura
popular y consolidaron tradiciones que en su mayoría han
sobrevivido a nuestros días. 
Fig.1
 
 
Fig.2

Fig.3

INDIA
 
En toda la India, los titiriteros
formaban parte de una casta particular; en Rajasthan, por ejemplo, los
manipuladores de las Kathputliwallas (muñecas de madera) pertenecían a las
sectas Bhatt del Nat y Bhatt del Kankli, y los secretos de su arte
pasaban exclusivamente de padres a hijos. Esta comunidad se llamaba
descendiente de la boca de Brahma (hay una leyenda que dice que el
primer titiritero nació de la boca de Brahma –el dios que da forma
al mundo-), y por eso sólo podía dedicarse al espectáculo. Hace unos
siglos este manipuladores rajasthanis dominaban casi todo el norte de
la India.
En este país, el títere de
guante lo manipulan principalmente los mendigos. A Uttar Pradesh se les
conoce como “Gulabo Satibo” y en el sur como “Chinni Patti” (muñeca pequeña).
Generalmente el mendigo canta mientras manipula los títeres y los hace
hablar con extraordinaria agilidad.
Aunque el arte de manipular y
fabricar títeres ha ido a parar a manos de las clases más bajas y
pobres, los titiriteros siguen siguiendo todos los rituales antiguos.
Consideran que la vida penetra en la marioneta al instante en que se le
pone o pinta los ojos -por eso los hacen al final de la construcción.
Otro aspecto de los títeres
de la India que es necesario tener en cuenta es que, como todas las artes populares
antiguas, son un don de Dios y, como tal, son reverenciados. Por ejemplo,
un títere viejo nunca se lo tira: se le trata, como un difunto humano,
con reverencia, y se le incinera o bien se le sumerge en un río o en
el océano.
También es costumbre, cuando se
guardan o transportan los títeres, no mezclar a los que representan
personajes malignos con los benignos. Estos entran en la escena por la
derecha y los demás siempre lo hacen por la izquierda. Esto ocurre especialmente
en el teatro de sombras. Esta costumbre deriva de otra que dice que nunca
debe darse ni recibir nada con la mano izquierda.
Los manipuladores de marionetas,
de sombras o de marionetas han creado obras de temas religiosos. Los
manipuladores de sombras del sur son generalmente analfabetos y dependen del
“Sutradhar” o maestro que les enseña a aprender de memoria los textos
del Ramayana y del Mahabharata. También otros se basan en la diversión y
elementos narrativos.
Los elementos básicos que se encuentran en los espectáculos de sombras tradicionales tienen la misma estructura argumental:
El demonio Raktabija, que debe
obtenido el favor de los dioses, los desafía. Los dioses recurren primeramente a
Visnu, quien les propone que eleven sus oraciones a Adi Sakti.
La diosa aparece y promete su protección. A continuación va al jardín
del demonio bajo la apariencia de una bella mujer y seduce a un mensajero
para que convenza al demonio, yerno de otro demonio, Mahisa,
de llevársela al palacio de la esposa de Raktabija. El demonio envía
emisarios, entre ellos el yerno, para que vayan a buscar a la bella dama.
Ella los mata a todos y, cuando el propio Raktabija acaba presentándose, el
mata. Así libera a los dioses y mantiene la armonía en el mundo. 
La representación comienza con
música, una oración en Ganapadi y una danza de Sarasvati, acompañada
por el madangem (timbal), los thala (címbales digitales) y el armónium.
El carácter secreto del arte
de los títeres es otra manera de evitar su progreso; a pesar de que
actualmente esto se va perdiendo, todavía existe.
Parece, pero hay un despertar debido
la llegada de gente educada en este campo y al esfuerzo de la Comisión
de Artes Populares del Gobierno. Hay una academia la “Darpana de Ahmedabad”
que imparte cursos a maestros, niños y profesionales. En los
hospitales y clínicas los emplean también en la fisioterapia. En la
Formación Familiar se les emplea para luchar contra las bodas entre
niños, contra el sistema de las dotes, para enseñar higiene y sentido
cívico.

Fig.4

 Fig.5

JAPÓN: Bunraku

El espectador que contempla por
primera vez una función de Bunraku notará de inmediato la existencia de
tres elementos diferentes: unos manipuladores que mueven los muñecos, uno
recitador que canta y declama el texto de la narración gesticulante de
modo expresivo, y un músico que toca un instrumento parecido a la
mandolina, llamado samisén.
Bunraku es el nombre que
actualmente se suele utilizar para designar el teatro japonés de muñecos. En el
Japón el arte de los títeres tiene más de mil años de existencia, pero éste
término es relativamente moderno. Es la abreviatura del nombre de Uemura
Bunrakken manipulador de la Isla de Awaji. 
El teatro de muñecos había
caído en un período de penosa decadencia y Bunrakken le infundió
nueva vitalidad cuando fundó en Osaka en 1805 una compañía y un teatro,
Bunraku-za. Sin embargo, el nombre clásico de este teatro es “ningyô
jôruri”. Ningyô significa “muñeco” (forma humana), y jôruri es un tipo de
balada o recitativo derivado del nombre de la Dama Jôruri, heroína de una
famosa leyenda de finales del siglo XV, contada por los juglares bohemios
de esa época.
Se debe indicar que no se trata
de un entretenimiento infantil. Es un arte dramático para adultos que contiene,
en muchas de sus obras, la elevación estética y la trascendencia
temática de las tragedias de Shakespeare o de los dramas de Lope y
Calderón.
El espectador del Bunraku
contempla a su derecha, a un lado del escenario y en lo alto de una tarima
elevada, dos artistas: el recitador que se sienta sobre un montón de almohadas
que despegan su figura y disminuyen la de su acompañante, el
intérprete del semisén o “semisenista”, que se sienta a su izquierda.
Al recitador “tayû”, se le considera el aristócrata del Bunraku.
Para una fiel interpretación
del texto, debe estudiar durante años (el aprendiz necesita ocho años para
dominar el arte del llanto) y debe conocer a la perfección las tradiciones
secretas de la recitación que son enviadas de padres a hijos y de maestros a
discípulos. El recitador es la voz de los muñecos.
El recitador declamará,
narrará, cantará, y su cara expresará, de forma fugaz o con
insistencia, todos los sentimientos posibles de cualquier situación normal o
conflictiva: las alegrías, las dudas, las angustias, las indecisiones
de los muñecos. (el recitador actúa con todo su cuerpo, a pesar de no poder
moverse del lugar que ocupa. Le está prohibido cualquier tipo
de improvisación y debe atenerse al ritmo estricto de la melodía
"jôruri".
El samisenista o intérprete del
samisén “tayûtsuke” se sienta junto al recitador. Hay varios tipos
del samisén. Lo que se utiliza por el bunraku es el mayor. La caja es
de madera, casi cuadrada. Está cubierta de piel de gato. El palo es
largo. Sólo tiene tres cuerdas de seda trenzadas a distinto grosor y dos
puentes.
La gesticulación del semisenista
es la contraposición de la del recitador, puesto que permanece impasible,
inexpresivo y sólo de vez en cuando emite gritos cortos y sonidos extraños y
secos, casi gruñidos, para marcar ciertos compases del ritmo.
Su ocupación principal es
animar y realzar su interpretación del texto. Pero su actuación
no es secundaria. El peso de la interpretación del recitador y el movimiento
de los muñecos recaen sobre su música. No dar una nota a tiempo
podría resultar catastrófico para todo el conjunto. Esto convierte al
semisenista en una especie de director del grupo.
El escenario tiene unos diez metros de largo por siete de profundidad y más de cuatro de altura.
El rasgo peculiar del bunraku es la actuación de los manipuladores a la vista del público.
El tamaño del muñeco es de más o
menos un metro. Los muñecos femeninos son más pequeños. El manipulador
principal suele actuar con un lujoso kimono de ceremonia, kamishimo, y con
la cabeza descubierta (su figura está más alzada que la de sus
compañeros, el efecto se consigue con unas sandalias japonesas, geta, de
suela muy alta. Como los coturnos griegos). Coge la cabeza, mantiene el equilibrio
del muñeco con la mano izquierda y produce sus diferentes movimientos
faciales. Con la mano derecha mueve la mano derecha del muñeco.
Los otros dos manipuladores van vestidos de negro y llevan el rostro cubierto de una especie de capucha también negra.
El manipulador segundo mueve la mano izquierda del muñeco.
El manipulador tercero es el encargado de los
pies. Su posición es muy incómoda puesto que durante la representación
nunca se está de pie.
Se dice que la actuación de estos tres hombres sólo puede tener éxito si respiran todos al mismo ritmo.
Asistir a una representación de bunraku equivale
a contemplar la cristalización de una historia de mil años, una
manifestación pura del alma japonesa. Porque el bunraku se basa en
la armonía de elementos diferentes, en la colaboración sacrificada de
varias personas para lograr un fin, la belleza. Y armonía y
belleza son los dos mundos que el japonés ama más y busca sin fin 
Además de los manipuladores, otras personas
colaboran en el desarrollo de la representación produciendo efectos
especiales desde los laterales del escenario. 
Fig.6
 

Fig.7

Fig.8

TEATROS DE SOMBRAS
La característica esencial de los teatros
de sombras, múltiples y variados, que se ha desarrollado en Oriente y
Occidente, podría resumirse en estas palabras: en la banda asiática, no
molesta que el manipulador pueda ser visto por el público, mientras que, en la
lado mediterráneo, parece que la ilusión del espectáculo quedaría
destruida si el manipulador se dejara ver.

En el teatro de sombras occidental, la pantalla
separa al manipulador de su público; en el oriental, en cambio,
el espectador puede colocarse a su gusto y puede pasar alternativamente
de un lado de la pantalla al otro

Fig.9
INDONESIA : Wayang Kulit
El método tradicional
que iluminar la pantalla en las representaciones de wayang kulit es el uso
del aceite de coco, o blencong, colgado de tal modo que enfoque
directamente la cabeza del titiritero. La llama hace unas sombras encantadoras y
parece que los títeres laten de vida y energía mientras la luz
vacila a causa del viento. Da la impresión de que los personajes respiren y se
muevan constantemente aunque estén palplantados sobre la
plataforma de tronco de banano debido a la iluminación errática de la
llama viva.
Fig.10

CHINA
Las figuras de estilo pequinés
están hechas de piel de asno, porque se pueden hacer tiras más finas que con
otras pieles manteniendo toda su fuerza tensional. La piel se
tratada de forma que quede transparente.
Los personajes sencillos y
amables tienen los ojos almendrados y los rasgos angulosos. Los de poco fiar,
ojos redondos. Los cómics tienen los ojos rodeados de un círculo blanco. El
vestuario se basa en la indumentaria usual en China desde la dinastía
Te ang hasta el siglo XX. Los detalles del vestuario se subrayan haciendo alto
relieve con la piel. Las técnicas de bajo y alto relieve provienen del arte
de cortar papel. Se utilizaban punzones y cuchillos hechos a mano de
diferentes tamaños y formas.
Los colores claros son para los
estudiantes y las chicas. El dorado por la familia imperial. Los colores
oscuros son señal de vejez y el negro es para las clases bajas.
Antes se pintaban con tintes vegetales. Ahora se pintan con tinta china.
Los encajes de las figuras se cosen con hilo de seda.
Generalmente, en las figuras
de estilo pequinés hay diez partes diferenciadas: dos piernas, el tronco
superior y de inferior, dos manos, dos brazos, dos antebrazos, la cabeza y
el cuello. Las cabezas son desmontables, por lo que los personajes pueden
cambiar de vestuario y un mismo vestido pueden utilizarlo personajes
otras obras. Según la superstición, si no se asoma, el
personaje puede cobrar vida y actuar por su cuenta. Se utilizan tres
varillas para mover las figuras.
La pantalla es de ropa de seda,
de algodón o papel de mora. Se inclina ligeramente hacia el público, de
por lo que la fuerza de la gravedad ayuda a mover las figuras.
La luz se pone entre la
pantalla y el manipulador. Antes se utilizaban lámparas de aceite. Ahora
fluorescentes. La música servía de fondo a la acción, anunciaba las entradas
y las salidas y daba relieve a las batallas. Los músicos tocaban
detrás del escenario y el público no los veía. El teatro de sombras
constituye una tradición oral. Las obras se transmiten de viva voz de
generación en generación. El repertorio de una compañía de teatro de sombras
podía incluir 500 obras reunidas a lo largo de muchas generaciones. Las
obras, basadas en la gran literatura clásica china, se pueden
clasificar en épicas, leyendas históricas y fábulas populares.

El actor del teatro de sombras instruía a su hijo, guardando un
secreto escrupuloso sobre las técnicas de manipulación. Había familias
que vendían a sus hijos como aprendiz de una compañía de teatro
de sombras, que a veces contrataba a huérfanos como aprendices.
El aprendizaje era un proceso lentos, y se necesitaban 20 años por
devenir maestro en el oficio.

TURQUÍA : Karagoz
Karakoz es un personaje
-sombra- de cuero, con joroba y chaqueta ceñida en la cintura. Lo encontramos en
Turquía, Grecia y en los países árabes.
Durante mucho tiempo fue
considerado como una forma vulgar de diversión popular, los historiadores y
ensayistas de teatro le tenían ignorado.
Hay una leyenda, esa que
quiere que el teatro de sombras haya nacido bajo el reino del sultán otomano
Mahmud (no se sabe si fue el I o el II). A pesar de no tener interés
histórico vale la pena por que inspiró una de las obras clásicas del
teatro de Karakoz.
Karakoz y Hadj Iwaz (los
personajes principales del teatro de sombras) eran dos compañeros que
contaban historias en palacio. Un día, el sultán, qué estaba de mal humor,
aburrido de su palabrería, ordenó que les cortaran la cabeza.
Pasados unos días, el sultán va
reclamar la presencia de ambos compañeros. Nadie se atrevía a decirle que les
había hecho decapitar. Su ministro llamó al cheik y éste va
tener una idea brillante; explicó al sultán que los dos compañeros,
avergonzados por haber aburrido a su amo, no se atrevían a presentarse a
su corte y continuarían sus palabrerías en una habitación
separada de la del sultán por una cortina. Mahmud podría oírles,
ver su sombra y ellos no pasarían vergüenza de encontrarse ante el
soberano, al que, por un instante habían desagradado. El sultán encontró
agradable la idea. El chaik utilizando las babuchas e imitando las voces
de los demás compañerismo animaba las sombras detrás de la pantalla.

Y así nació el teatro de sombras.
El teatro de sombras árabe se mira
de cara, del lado de las sombras, el espectador se sienta y no es móvil como
el teatro de sombras del extremo Oriente.
Las figuras son de cuero (de
piel de asno) o de cartón (Túnez), de unos 20 cm de altura se sostienen por
medio de tallos colocados horizontalmente en sus principales
articulaciones. Tienen las piernas libres y articuladas, hay pocas que
tengan el brazo articulado a no ser el héroe principal, el propio Karakoz.
El sombrista interpreta todos
diálogos acompañándolas con diferentes instrumentos (flauta, tamboril de
crótalos y una darbukka), y manipula las figuras. A veces tiene uno
asistente que, de este modo, aprende el oficio. El manipulador de sombras
improvisa el texto que, bien transmitido de generación en generación, es siempre
adaptado en función del público y de los eventos locales. La
iluminación la proporciona una lámpara de aceite.

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